El libro de Job . Proceso a la idolatría - José Antonio Álvarez Caperochipi

El libro de Job. Proceso a la idolatría – José Antonio Álvarez Caperochipi

16.00

ISBN: 978-84-9946-567-8
Depósito Legal: M-35977-2017
Páginas: 268
Edición: 1ª edición, diciembre 2017

Sinopsis: La cuestión de los orígenes se expone en la primera teofanía. La acusación de Job contra los cielos y la correlativa maldición de su destino son impertinentes, porque Job debe acusarse a sí mismo y asumir la responsabilidad no solo de sus propios actos, sino también de los actos de aquellos que determinan su esencia (en la tierra y en las generaciones, la autoridad y los padres). La vida es una tradición, y el desorden se perpetúa en la tierra y en las generaciones hasta que es desvelado y reparado.
La segunda teofanía manifiesta el principio de legalidad en la condena espiritual. El Señor, en su triple condición de garante (como padre, autoridad y fabricante), para que no se le impute por omisión el mal en el mundo, debe intervenir en la historia condenando la idolatría. El Señor no condena la rebelión de Job, sino la utilización de su nombre en vano (idolatría) con resultado de daños y lesiones. El hombre que nace en la idolatría (responsabilidad colectiva) no es condenado a título personal, salvo en cuanto se consagra o se aprovecha de la idolatría. Y el Señor desvela la idolatría, pero no en el orden colectivo sino de modo personal, en un reproche directo con la palabra o la mirada. Y los imputados en los tres órdenes culpables de la idolatría (Leviatán, Behemot y Job) no son destruidos, sino encarcelados y encadenados a servir a la tierra para redimirla; obligados a encarnar el ídolo en el que creyeron, y a representar ante los idólatras el papel de la falsa divinidad que les condena. Y se interpreta el libro de Job como un tratado de derecho procesal y penal del delito espiritual. En las dos audiencias preliminares entre el Señor y Satán, fase sumaria, se imputa a Job un doble pecado de sangre en nombre de la divinidad: la violencia injusta (tutela de la vida), y la negación de la libertad, en su aspecto sangriento (tutela de la libertad matrimonial y sexual). Tras resultar exonerado del delito espiritual sangriento, el proceso se sigue contra Job en fase plenaria, ante el Señor y su corte, por abuso de riqueza y siervos. La Sentencia (capítulo 42) condena a los amigos (por abuso de la tierra) y desprecia a Elihú (por abusar del nombre del Señor). Se concluye que se aplica a Job la atenuante (o eximente) de error (su idolatría no se considera culpable y se imputa a los orígenes), pero el desorden de los orígenes no es desvelado y se perpetúa en sus generaciones.