El acróstico - Adrián Besné

El acróstico – Adrián Besné

18.00

ISBN: 978-84-9946-885-3
Páginas: 144
Edición: 1ª edición, agosto de 2022
Depósito legal: M-17527-2022

El asesinato de Juan de Tassis y Peralta, II Conde de Villamediana, Correo Mayor del Rey, admirado de muchos, odiado por otros más, y envidiado por todos, al atardecer del 21 de agosto de 1622, en plena calle Mayor de Madrid, es uno de los enigmas todavía no resueltos hoy día.
Se habló de mil posibles causas, tanto en la propia Corte como en los mentideros de San Felipe Neri, si bien la más divulgada fue la de los reales celos debidos a los amores del Conde por la Reina, tan divulgados por él mismo.
La propia personalidad de Villamediana, entendida por tan pocos y tan científicamente estudiada por Marañón, nos muestra a un hombre que se conoce a sí mismo, más que perfectamente, como el cúmulo de todos los pecados y vicios, y que al final de sus días conoce al amor de su vida, y que es ese amor lo único que puede salvarle. ¿Nace aquí y en ese momento la leyenda de don Juan?
Pero Villamediana sabe que no tiene salvación porque ese amor que siente es por la propia Reina, siendo por lo tanto un amor imposible que le hace no ya pensar en la muerte
como su propia liberación sino algo más; cómo liberar también a su Reina del peligro.
En forma novelada, presentamos una posible historia escrita por Luis Méndez de Haro, VI Marqués del Carpio y II Conde Duque de Olivares, entre otros títulos, que, hecho histórico cierto, acompañaba a Villamediana en su coche la tarde de su asesinato, y que años después sucedió a su tío el I Conde Duque de Olivares en la privanza de Felipe IV.

Villamediana, que fue ornato y espanto de la Corte, era el tipo perfecto del noble español renacentista, de vivo ingenio, intrépido hasta el exceso, con todos los atractivos personales y, fundamentalmente amoral.
En toda España se hablaba de este joven que destacaba en la comitiva regia, como Correo Mayor del Rey, cubierto de oro y plata, fantásticos atavíos y extremados gestos.
Jugador empedernido (se le consideró en su tiempo el mejor tahúr de España, tras el Duque de Lerma, desde luego), tan pronto ganaba miles de ducados en la mesa de juego como se levantaba de ella lleno de deudas.
Poeta lírico admirable, podía con sus sonetos ablandar cualquier corazón y aún hacerlo arder. Y era, además, muy valiente; sabía sostener su razón o su capricho con la ropera en la mano. Y sobre todo era el mejor cortesano en el arte de alancear toros.

Tirso de Molina (seudónimo del fraile mercedario Gabriel Téllez) debió escribir su drama El burlador de Sevilla y convidado de piedra muy pocos años después de la muerte de Villamediana. Y parece razonable pensar que en gran manera se basó en la escandalosa vida de Juan de Tassis, del que incluso tomó el nombre.
Y es interesante destacar el paralelismo entre ambos personajes, el real (Villamediana) y el imaginario (Don Juan), totalmente amorales los dos, cuya vida cambia por completo al encontrarse con la mujer de su vida, la Reina
el uno y doña Ana de Ulloa el otro. Amor imposible en el caso de Villamediana porque no puede traicionar a su Rey y desde ese mismo momento desea y aun provoca, su propia muerte.