Flamenca y Poeta - Chus Rosado García

Flamenca y Poeta – Chus Rosado García

15.00

ISBN: 978-84-9946-446-6
Depósito Legal: M-24989-2016
Páginas: 50
Edición: 2ª edición, agosto 2016

Sinopsis: Estuvimos en la Candelaria, ¡qué risas, madre mía! Ese mismo lunes me fui por trabajo a Ecuador. En la piscina del hotel, en esos momentos que egoístamente todos creemos difíciles y en los que piensas me siento mal, qué estoy haciendo aquí, recibí tu mensaje. Llevabas unos días malita con lo que creías una gripe tremenda, sin poder salir de casa. Ahí empezó. Aplaudías con tanto orgullo lo que te enviaba o contaba, que no podía dejar de seguir escribiendo para ti. Tomaba notas inconexas en mi cabeza de lo que me contabas, de lo que compartíamos e intenté que se acercara a lo poético. Así fue durante todos esos meses de hospital hasta tu cumpleaños, con la última. Ese día alguien dijo, al fin puede respirar, a mí se me abrió el corazón y contigo se fue un trocito. Lo diré mil veces, qué pena haber llegado tan tarde al flamenco, a ti…

Chus Rosado García: Érase una vez un árbol, el árbol del otro lado. Siempre ha habido alguno enfrente de mi ventana. Hace muchos años en un pueblo de Salamanca, entonces eran muchos, encinas de dehesa, sombra de pastores, las mías de tantas tardes al sol después de escuela.
El de ahora es un árbol denso, o son más de uno, haciendo piña para evitar las miradas del otro lado. Aunque se adivinan luces que se hacen hueco, las hojas no se mueven y sólo se abre la claridad muy arriba, hay que alzar la vista para reconocer el azul entre ese verde apagado de los árboles en Madrid.
Recuerdo una noche frente a otra ventana, era otro árbol, y el otro lado no era ladrillo sino mar, el mar de Santander.
Era otra ventana, otro árbol, otra ciudad llena de números de tantas noches de estudio y más de conversación, sin tantos ladrillos como ahora, los reales y los que nos vamos fabricando al crecer.
Entonces llovía, y aunque hoy también, lo hace con tan pocas ganas, que las hojas bailan como si no fuera con ellas; creo que cada vez quieren estar más cerca de dentro.
En otras ventanas no he tenido balcón o forja. Aquí, aunque los hierros se confunden con el verde apagado, están, ¡ójala los hubiera tenido la otra ventana! o no…
Se ha enredado en el árbol de ahora algo que alguien se llevó mío y que debe haber devuelto la marea.

También te recomendamos…

Cart